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Os compartimos la historia conmovedora e inspiradora de nuestra lectora Mariana.
En un post anterior, os pedimos que nos enviárais por correo electrónico vuestras experiencias sobre de vuestra piel y cómo habéis conseguido encontrar una rutina de cuidado de la piel adecuada a vuestras necesidades. Nos ha encantado leer vuestras respuestas, y en este artículo destacamos la historia de Mariana sobre su difícil batalla contra el acné.
Sentía que el estado de mi piel definía quién era yo
Me llamo Mariana, tengo 22 años y mi mayor problema de piel es el acné. No recuerdo mi vida “antes”, cuando no tenía granos. Llevo luchando contra el acné desde los 11 o 12 años, y recuerdo que mi madre me decía que era normal a mi edad, que todo el mundo pasaba y tenía granos porque a medida que creces tu cuerpo cambia mucho. Pero las chicas de mi escuela no lo veían así. Pensaban que era rara, me llamaban “calculadora”. Me criticaron tanto que acabé pensando que el estado de mi piel definía quién era yo.
“Fui muy buena estudiante. Era inteligente, sacaba buenas notas, era una buena amiga y un buena compañera, pero nunca era suficiente para las otras chicas, todo porque yo tenía acné”.
Me acosaron durante 3 años, y un día decidí no ir a la escuela porque estaba harta. Solía hacer todo lo posible para ocultar mi acné (a los 12 años me compré mi primera base de maquillaje). No comía nada porque pensaba que de esta forma tendría menos granos, lloraba todas las noches preguntándome por qué no tenía la piel de melocotón como las demás chicas. Lo había probado todo: cubitos de hielo, pasta de dientes, visitas al dermatólogo, tratamientos profesionales, más visitas al dermatólogo… pero nada funcionaba. Además, ¡algunas de estas técnicas estaban empeorando mi acné! Estaba desesperada por deshacerme de él.
“Me odiaba a mí misma, odiaba a esas chicas y ellas lo sabían, lo que les daba todo el poder y el ocio para hablarme como lo hacían”.
Estaba deprimida porque no me sentía segura ni cómoda, ni en la escuela ni en mi propio cuerpo.
Soy amor, belleza y espíritu
Cuando tenía 15 años me cambié de colegio, fui al instituto y recuerdo que me pregunté “¿Qué puedo hacer para que los demás alumnos no se burlen de mí?” y entonces tuve una idea loca. Pensé en mostrarle al mundo que no me importaba mi acné. Y para ser sincera, resultó mi idea, y me sentía mucho más cómoda (aunque todavía tenía muy poca confianza). Poco a poco empecé a incorporar estos pensamientos a diario y no puedo decir cuánto tiempo me llevó, pero finalmente me di cuenta de que la gente ya no se fijaba en mi piel, o si lo hacían, no me importaba.
Nadie volvió a decirme nada sobre mi acné, porque no les di el poder de hacerlo. Yo tenía el poder, y cuanto más hablaba de ello en mi cabeza, más me daba cuenta de que mi acné no importaba.
“Me di cuenta de que mi acné no formaba parte de mi identidad. Soy mucho más que mis granos. Soy amor, belleza, espíritu, inteligencia, sabiduría, fuerza… Soy una persona con toda su complejidad y no soy sólo mi apariencia. Me di cuenta de que tenía el poder dentro de mí para convertirme y sentirme quien quería ser, así que empecé a verme como una chica guapa con acné, y creo que el mundo también empezó a verme así.”
Dejé de prestar atención a lo que la gente decía de mí, y también dejé de escribir “cómo deshacerse del acné rápidamente” en la barra de búsqueda de Google. Empecé a hablarme a mí misma (y a mis granos) con amabilidad y cariño. Me costó años aceptar mi piel tal y como era y comprender que nunca sería perfecta, porque la perfección no existe. Pero sobre todo, entendí que no era mi culpa si tenía acné, sino que se debía a una combinación de factores como las hormonas, la genética, la contaminación, el clima, el estilo de vida…
Good Molecules y FOREO
Durante años hice lo mínimo en términos de cuidado de la piel: limpiarla, hidratarla y aplicarle protección solar. Eso fue todo, pero me sentía cómoda con ello. Luego llegó la pandemia y me diagnosticaron depresión y ansiedad. Como mucha gente, estaba muy estresada y tenía mucho acné y brotes. Tenía granos en el pecho y el escote, lo que me hizo sentir aún peor porque hasta entonces sólo había tenido acné en la cara. Además, mi familia tenía muchos problemas económicos, así que no me atrevía a pedir dinero para comprar productos para el cuidado de la piel o para ir al dermatólogo.
Un día descubrí una marca llamada “Good Molecules” y me gustó mucho su concepto: la transparencia que tenían con los ingredientes y lo mejor es que era realmente asequible, pero tuve que vender algunas cosillas para invertir en buenos productos para el cuidado de la piel, pero no me arrepiento. Llevo dos años usando estos productos y me gustan mucho. Poco a poco, he ido añadiendo accesorios y dispositivos a mi rutina, como un Gua Sha y el FOREO UFO™ y algunas de sus mascarillas.
Consejos para los que luchan contra el acné
Después de años de lucha contra el acné, creo que he avanzado mucho. Todavía hay días en los que me siento asqueada cuando miro mi piel, y otros en los que, incluso con puntos negros y granos, encuentro mi piel sana y brillante, y creo que soy la persona más guapa del mundo. Todavía estoy aprendiendo a amar mi piel y a aceptarme tal y como soy.
Si, como yo, sufres de acné y te sientes mal por uno o varios granos, recuerda esto:
“Eres una persona hermosa, eres increíble y vales mucho más que tu acné. Tu reflejo en el espejo no define quién eres, y no dejes que nadie te haga creer que lo hace, o saldrás perjudicada. Con el tiempo, he aprendido que las críticas que te hace la gente suelen estar relacionadas con algo que odian esas personas de sí mismas, así que si alguien te dice que eres fea, suele ser porque ellas o ellos mismos no se sienten guapos o guapas.”
Mis mejores consejos serían, sin duda, los siguientes:
- No ser tan duro contigo misma o mismo
- Tampoco seas demasiada dura o duro con tu piel
- No hables mal de ti misma o mismo.
- Acepta tu piel paso a paso. Puede que un día te levantes con 3 granos y sólo apliques el corrector en 2 de ellos. Eso ya es un gran paso.
- Quiérete a ti misma y a ti mismo y a tu cuerpo por lo que eres, no por la imagen que das o no.
- Aplícate la protección solar y si puedes permitirlo un Gua Sha. Si no es así, hazte un drenaje linfático con la yema del dedo en la cara (busca en internet si no sabes cómo hacerlo). Estarás bien, ¡no estás sola ni solo! Estás muy bien, y estoy orgullosa de ti y de lo que haces por tu piel.